NOMBRE COMPLETO | Jorge Sousa Matos "JABURÚ" | |
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FECHA DE NACIMIENTO | 19 de abril de 1933 | |
LUGAR DE NACIMIENTO | Rio de Janeiro (Brasil) | |
DEMARCACIÓN | Delantero | |
CLUB DE PROCEDENCIA | Porto | |
TEMPORADAS EN EL CLUB | 1 (1958-59) | |
PARTIDOS | Sólo amistosos | |
GOLES | - | |
CLUB DE DESTINO | - | |
CLUB ACTUAL | Retirado - Fallecido |
Se
llamaba Jorge Sousa Matos, y era brasileño, pero le llamaban Jaburú.
El
jaburú es una de las aves de mayor tamaño de Sudamérica. Es un pájaro
melancólico, todo blanco con cabeza y pico negro. Que se mueve con la actitud
relajada y un poco triste. Y mas o menos así, era Jorge Sousa. Y por eso le
llamaban Jaburú.
Su
historia viguesa comienza el 25 de septiembre de 1958, cuando cruza la frontera
de Tuy, procedente de Oporto para fichar
por el Celta, que pagó la cantidad que nunca había pagado por un futbolista,
un millón y medio de pesetas.
Su
paso por el Oporto había sido fulgurante, obteniendo un campeonato y una copa
en el país vecino.
Allí,
con su metro ochenta de altura y su habilidad para driblar contrarios, se ganó
un hueco en la galería de los grandes jugadores que vistieron la camisola
blanquiazul, a pesar de su querencia a la vida nocturna.
Tenía
la habilidad de todos los futbolistas cariocas y su fichaje había despertado
mucha ilusión en el celtismo.
Firmó
autógrafos a dos manos y le hicieron centenares de fotos haciendo malabarismos
con el balón, pero todo se vino abajo en poco tiempo.
*Jaburú promocionando una marca de café en su etapa en el Oporto |
A
finales de la liga 1957-58. Jaburú había comenzado a quejarse de dolores
lumbares. El Oporto vio el cielo abierto cuando recibió una importante oferta
del Celta.
El
acuerdo con el Celta se cierra a comienzos de octubre, cuando ya el club vigués
había comenzado con mal pie la Liga de aquel año. El 9 de octubre acude Jaburú
a su primer entrenamiento, a las órdenes de Pasarín, pero no convence a los
periodistas presentes en Balaídos. «Ni
antes, ni después durante el partido, mostró cualidades de fenómeno», se
podía leer en El Pueblo . Y es que había costado demasiado dinero como para no
exigirle.
Aquel
día comenzó el caso Jaburú. No pudo completar el entrenamiento debido a los
dolores de espalda que arrastraba de su época en el Oporto, y Pasarín le envió
a hablar con la directiva del equipo.
El
hijo de Pasarín, Luis, nos contaba, que recuerda haber visto a Jaburú jugar
medio partido amistoso. En el descanso vio como llevaba una faja que le cubría
medio cuerpo. Pasarín, que años atrás
había dirigido al Oporto, preguntó por el brasileño, y le dijeron que no estaba
ne condiciones de jugar, que todo el mundo lo sabía en tierras lusas.
Días
más tarde, el secretario del club acompañaba a la «Flecha negra», como había
sido bautizado en la localidad portuguesa, a una revisión médica en Santiago de
Compostela.
En
la capital gallega, un médico le diagnosticó una fuerte bronquitis, mientras
que en el reconocimiento general, otro médico hablaba de afección reumática. El
Celta trató de ocultar este segundo diagnóstico, pero El Pueblo Gallego fue
conocedor del caso y lo publicó. El 24 de octubre de 1958, El Pueblo Gallego
publicaba una entrevista con Jaburú, en la que el jugador negaba que padeciese
reuma y que en los últimos partidos del Oporto fuera infiltrado para poder acabar
los encuentros.
Pero
el tiempo pasaba y el jugador no debutaba con la camiseta del Celta. En Vigo se
estaba generando una ambiente entre cómico y de indignación, ya que había
costado una fortuna para un equipo casi en bancarrota.
Quienes
lo veían de noche decían que daba auténtica pena verle regresar al hotel, con
todos los síntomas de un alcohólico en plena fase de autodestrucción.
En
cambio quienes lo veían de día, en las mañanas de sol, jugando en la playa con
los niños y haciendo malabarismos con el balón, decían que aquello era un
espectáculo sobrenatural, que hacía detener a todos los transeúntes fascinados
con su habilidad.
Los
meses seguían trascurriendo sin que ni la más mínima mejoría se dignase a
aparecer.
Le
hicieron nuevos reconocimientos en Vigo, en Santiago y en Madrid, pero al
primer esfuerzo Jaburú se dolía de la espalda con gritos de loco, e incluso
cuando llovía, había que ayudarle a quitarse los zapatos porque ni se podía
doblar.
Y
todas las noches, lloviese o no, el coñac hacía rodar su esqueleto dañado
camino del hotel en la más absoluta soledad.
Hubo
médicos que confirmaron y otros que matizaron el diagnóstico inicial, pero la
sorpresa mayúscula vino con el informe de La Mutualidad Nacional de
Futbolistas.
Tras
un exhaustivo reconocimiento, que bien pudo haber sido el vigésimo de todo el
culebrón, la Mutualidad dictaminaba que Jaburú no padecía ninguna enfermedad ni
lesión, congénita ni adquirida, y estaba en perfectas condiciones para la
práctica del fútbol.
La
temporada seguía avanzando, el ansiado debut no llegaba nunca, y la cuestión
empezaba a adquirir unas dimensiones periodísticas impropias de un club tan
indiferente para la prensa nacional como era aquel Celta.
Pero
la bomba aún vino después, cuando Jaburú compareció ante un notario de Vigo
para manifestar que sus dolencias venían de tiempo atrás, y que los directivos
del Oporto le obligaron a ocultarlas hasta que se consumase el contrato de
traspaso.
Jamás
la prensa de otro país se había molestado en escribir ni un solo renglón de
referencia al Celta, pero esta vez los periódicos portugueses amanecieron señalando en titulares
que “Jaburú necesita un psiquiatra».
El
Celta tomó la palabra de forma literal y llevó a un psiquiatra a Jaburú.
Además
de confirmar su alcoholismo crónico, el diagnóstico venía a decir algo así como
que el goleador de fantasía que entró a bombo y platillo en la historia del
club, el jugador estrella donde el celtismo habían puesto toda su ilusión,
tenía un sentido del deber, un concepto de la responsabilidad, un coeficiente
intelectual y un grado de madurez equivalente al de un niño de seis años.
El
Celta intentó sin éxito recuperar el dinero que había pagado al
Oporto, y las 125000 pesetas que cobró Jaburú, y el que iba a ser el primer
futbolista negro de la historia del Celta no disputó ni un solo minuto oficial con
la camiseta celeste.
Nadie
volvió a saber nada más de Jaburú.
Pero
una tarde, a finales de los años 80,
veinticinco años después de aquel culebrón, llegaron a Vigo noticias de que
el más genuino de los disparatados fichajes de la historia del club, había aparecido
muerto en las puertas del estadio de Maracaná.
Había
regresado a Brasil, ejercía de limpiabotas en los aledaños del estadio, y pereció
en la más absoluta indigencia, castigado por el olvido y borracho no sólo de alcohol,
sino también de soledad.
*
FUENTES: (Que no muera el Celtiña – Arca soler, Jorge Lamas – La voz de
Galicia, Historia del Celta Faro de Vigo)
Aquí en Argentina, más o menos por 1963 o 64 un jugador también conocido como Jaburú, y de nombre Henrique de Sousa Mattos jugó en el Sportivo Italiano, de la segunda división (entonces llamada 1ra. B). Sería el mismo o caso un familiar que aprovechaba fama ajena?. Este Henrique, aquel José...Hizo bastantes goles y rindió aceptablemente en ese segundo nivel.
ResponderEliminarEra el hermano menor y usaba el mismo nombre. Antes había jugado en Nacional (de Uruguay).
ResponderEliminarRodolfo O. Gianfelici- www.prensamare.com.ar - Santa Fe, Argentina gianfelici1@yahoo.it