Nolito, extremo izquierdo con duende. Jugó en el Celta durante tres años
repitiendo una y otra vez la misma jugada que los rivales eran incapaces
desentrañar. Su talento aupó al Celta, que regresó a competiciones
internacionales, y se fue dejando en la caja 18 millones de euros. Ahí es
nada. Y eso que su infancia no auguraba un futuro prometedor. Criado
por sus abuelos, ya que su madre biológica, en prisión, no podía hacerse
cargo de su educación.
Creció rodeado de sus tíos, once en total, a los que llama hermanos, y de
sus abuelos, a los que llama papá y mamá. El abuelo Manuel y la abuela
Dolores le educaron en la humildad, en el respeto y en el trabajo, lo que
llevó al extremo el pequeño Nolito, a quien se le vio un talento infinito
para el fútbol desde bien pequeñito. Su abuelo era patrón de barco, y desde
pequeño se tuvo que conformar con tener menos regalos con sus amigos, lo que
no le impidió tener una infancia feliz.
En Sanlúcar de Barrameda, la localidad en la que nació y se crió Nolito,
todos le conocían por su carácter alegre. Por muchos golpes que le haya dado
la vida, él nunca renuncia a su alegría. El fútbol le hizo marcharse
joven de casa, y le obligó a separarse de su familia y de sus amigos.
A los 16 años se fue a Valencia para jugar en las categorías
inferiores del equipo ché, un suceso que le hizo madurar, y le hizo ver en
el fútbol más como una profesión que como un simple divertimento.
Durante su presentación en 2013, junto a Rosendo y Torrecilla
Nolito lució el 10 en su primera etapa en Vigo
Sin embargo no hizo carrera en el Valencia. Regresó a Sanlúcar y jugo con el
Atlético Sanluqueño, con quien destacó siendo un juvenil. De ahí pasó al
Écija, donde su fama trascendió lo local en un partido de Copa en el que le
marcó al Real Madrid. Ahí nació el Golito de Nolito, gracias a una portada
del diario Marca recordando el tanto anotado por un desconocido futbolista
al todopoderoso conjunto de la capital.
Aquel gol le situó en el mercado. Nolito siempre reconoce que aún no era
futbolista por entonces, estaba pasado de peso, no prestaba atención a la
alimentación ni vivía como un futbolista. Solo su inmenso talento le
permitía mantenerse en Segunda B, pero como tantos otros corría el riesgo de
perder la ilusión si no evolucionaba. Aquella eliminatoria le puso en el
mapa y el que llamó a su puerta entonces fue el Barcelona.
Las puertas de la Masía se abrían de par en par para el delantero andaluz,
que estaba a punto de cumplir 22 años cuando llegó a Barcelona. No era
precisamente un chico joven, era un fichaje “raro” para un filial. Demasiado
mayor pensarían muchos, algo que se olvidó pronto cuando lo vieron jugar. En
Barcelona aprendió a vivir como un futbolista, a cuidarse y sacar partidos
de sus virtudes.
Uno de sus primeros partidos con el Celta
En 2013 jugó en la inauguración del Nuevo San Mamés
Allí conoció a Luis Enrique, un entrenador clave en su carrera deportiva. El
asturiano comenzaba su andadura, sustituyendo a Guardiola, que había pasado
al primer equipo ese mismo año. Nolito marcó 4 goles en 28 partidos durante
su primer año, y de cuando en vez iba convocado con el primer equipo. Al año
siguiente explotó con 12 goles en 35 partidos, que sirvieron para el filial
azulgrana lograse el ascenso a Segunda División.
Nolito estaba por fin en la élite. En Segunda demostró ser mejor jugador que
en Primera. Su debut se produjo en Balaídos, ante un Celta al que derrotó el
filial azulgrana de forma un tanto injusta. En aquel equipo jugaban Fontàs,
Planas, Sergi Gómez y Nolito, quienes años más tardes estarían juntos en el
Celta.
Celebrando un gol ante el Atlético en el antiguo Vicente Calderón
Midiéndose a Dani Alves en el Camp Nou
Aquel año marcó 13 goles en Segunda, y le llegó la oportunidad de debutar
con el Barcelona en Primera. Fue un partido ante el Mallorca, solo
disputó 12 minutos, entrando en el campo por Pedro, pero fue suficiente para
él. Su debut llegaba tarde, a punto de cumplir los 24 años, como casi todo
en su carrera deportiva. Sin más oportunidades en el Barcelona, acabó
saliendo rumbo a Lisboa para probar suerte el fútbol portugués con el
Benfica.
Tras un primer año positivo, la falta de confianza del entrenador le relegó
a la suplencia, encontrando una vía de salida en la cesión al Granada, que
le permitía ser importante en Primera División por primera vez en su
carrera. Con el conjunto nazarí logró la salvación, anotando 3 goles en 17
partidos. Volvió a Lisboa, pero ya no jugaría más en el Benfica, que lo
traspasaría al Celta en el verano de 2013 por 2,5 millones de euros.
Nolito jugó tres temporadas en su primera etapa en Vigo
Celebrando un gol ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán
El motivo de su llegada al Celta tiene nombre y apellidos: Luis Enrique. El
técnico asturiano aterrizó en Vigo y lo primero que hizo fue pedir a su ex
pupilo. Se puso tan pesado que el Celta hizo un esfuerzo económico
importante, porque esos 2,5 millones solo suponían el 70% del pase del
jugador.
En sus primeros meses en Vigo, el delantero andaluz no pudo esquivar las
críticas, que también perseguían al entrenador que lo trajo. Luis Enrique
era muy criticado, y consecuentemente también Nolito. y eso que marcó pronto
su primer gol, pero incluso así le costaba mantenerse en la titularidad. De
hecho, perdió esta condición hasta la recta final del campeonato. Orellana,
que inicialmente no contaba para Luis Enrique se hizo con la titularidad en
el extremo izquierdo relegando a Nolito a la suplencia.
Con la llegada de la primavera el juego de Nolito mejoró. Luis Enrique le
devolvió la titularidad y no defraudó. Marcó 9 goles en los 10 últimos
partidos, con tres dobletes consecutivos ante Almería, Valladolid y Osasuna,
que certificaban la permanencia y dejaban al Celta situado en mitad de la
tabla, terminando el curso a un nivel altísimo.
Ante Mario Gaspar, en un Celta - Villarreal
Nolito y su particular forma de celebrar los goles
Nolito había dado un salto enorme en Vigo, y aunque Luis Enrique se marchó
al Barcelona, seguía teniendo una importancia enorme en el equipo. En la
pretemporada, el Celta decidió viajar a Inglaterra y el de Sanlúcar marcó un
hat-trick al Everton en la primera parte de un amistoso. En Liverpool
tomaron nota de su nombre e insistieron mucho para llevárselo. Para Nolito
no había llegado el momento, y accedió a renovar su contrato con el Celta
hasta 2019, pasando su cláusula de 10 a 18 millones y una mejora salarial
importante, que le convertía en el jugador del Celta mejor pagado, superando
el millón de euros anuales.
Su rendimiento no defraudó. Marcó 13 goles en 37 partidos, y fue titular de
principio a fin. Berizzo le dio galones, y lo aprovechó, marcando goles
importantes en la Temporada 2014-15, en la que el Celta ya no sufrió por la
permanencia, situado todo el año en la zona noble. Victorias importantes las
conseguidas en el Camp Nou, con un taconazo de Nolito para que Larrivey
sentenciase a los catalanes, o la logrado ante el Deportivo en Balaídos, con
gol suyo, certificaron que estábamos ante un futbolista superlativo, con la
sensación de que duraría poco. Ese mismo año debutó con la selección
absoluta, en un amistoso ante Alemania celebrado en Balaídos. Otro motivo
para que no olvide jamás el estadio de Fragoso.
Frente al Espanyol en Cornellà
Cabeceando un balón
Su último partido ante el Espanyol, cerrado con otro golazo del andaluz,
sonó a despedida. El jugador se quedó saludando a Balaídos al término del
partido. Mucho más que en un partido normal. Los rumores se dispararon
durante el verano y le acompañarían hasta su salida definitiva. Atlético de
Madrid, Arsenal, pero sobre todo Barcelona. La prensa catalana exageró los
rumores, dio por hecho cosas que nunca se produjeron y llegó a exasperar al
ariete céltico.
Una lesión le impidió hacer la pretemporada con normalidad, disparando todo
tipo de rumores acerca de su disposición a seguir en Vigo, pero lo cierto es
que el mercado de fichajes se cerró con Nolito en Vigo. Padre de mellizas y
feliz en la ciudad y en el club negociaba una renovación que ampliase a 25
millones su cláusula de rescisión. La versión oficial habla de falta de
entendimiento entre el club y su agente, pero lo cierto es que casi todas
las partes veían bien la posibilidad de un traspaso.
Pero no sería ese verano, ni en ese invierno. El delantero continuó haciendo
las delicias de la afición celeste con su juego. Partícipe de la goleada al
Barcelona, con un golazo increíble que hizo la boca agua de los aficionados
catalanes, cada minuto que pasaba en el Celta parecía el último. El mercado
de invierno lo alcanzó lesionado, y leyendo constantes informaciones sobre
su inminente paso al Barcelona, que el diario Sport llegó a dar por
hecho.
Sin embargo, nunca estuvo cerca de salir hacia el Barcelona. El club
azulgrana no podía pagar 18 millones de euros por el control financiero, así
que busco soluciones tan imaginativas como extrañas. Le propuso al Celta una
cesión sin condiciones. Es decir, el Celta le cedía al jugador hasta el
final de la temporada, y después ellos decidían si lo querían o no.
Obviamente el Celta no aceptó y Nolito siguió en Vigo hasta el final de la
temporada.
Pero no olvidemos que mientras todo esto pasaba, Nolito estaba lesionado. Lo
hizo en la jornada 15, ante el Espanyol, y no volvió hasta la jornada 25,
ante el Eibar, más de dos meses después. En ese tiempo, el Celta pasó de
estar en puestos europeos a ser octavos, con una racha horrible en la que
también influyó que el Celta disputó la Copa del Rey, plantándose en
semifinales, lo que distrajo un poco a los celestes.
Su regreso supuso una mejoría evidente del equipo, que acabó la temporada en
sexta posición, regresando a Europa 10 años después. El rendimiento de
Nolito no fue excelente, pero su sola presencia sirvió para que los vigueses
acabaran alcanzando el objetivo de la Europa League, y lo logró con un gol
ante el Málaga anotado por el propio Nolito.
Terminada la temporada recibió la llamada de Vicente del Bosque para ir a la
Eurocopa. En principio iba como suplente, pero cuatro goles en tres partidos
amistosos le sirvieron para ser titular en Francia. Lo fue hasta la
eliminación de España en octavos de final. Durante todo ese período se
intensificaron los rumores que lo situaban en el Atlético de Madrid, el
Celta, el Arsenal, o el Manchester City, siendo este último quien se haría
con sus servicios.
Pep Guardiola, el técnico que lo hizo debutar en Primera División con el
Barcelona se lo llevó al Manchester City, a cambio de 18 millones de euros,
que recibía el Celta por su traspaso, y de 4 millones netos por año que
cobraría el futbolista en Inglaterra. Dejaba Vigo uno de los mejores
jugadores en la historia del club. Un jugador de inolvidable recuerdo.
Tras dejar el Celta disputó la Eurocopa de Francia, en la que firmó buenos
números a nivel individual, pero la selección española no pasó de los
octavos de final, cayendo eliminada frente a Italia. Tras el campeonato
europeo se incorporó al Manchester City. Sus comienzos fueron buenos, ya
que contaba con la confianza de Guardiola, pero la temporada se le hizo
larga, acusando cierta falta de adaptación al idioma y al clima.
Marcó 4 goles en 19 partidos de la Premier League.
El verano de 2017 fue bastante movidito para él. Decidido a dejar el club
británico, se le abrieron varias opciones, entre ellas incluso el Celta,
pero el Sevilla estaba más interesado y pujó mucho para hacerse con su
fichaje, algo que logró finalmente con una cesión con cláusula de compra
obligatoria al final de la siguiente temporada, cifrada en 7 millones de
euros.
Los motivos que le llevaron a Sevilla fueron familiares, por la cercanía
de la familia de su mujer, y también porque su Sanlúcar de Barrameda natal
no estaba demasiado lejos. Sin embargo, nunca acabó de encontrarse cómodo
en el Sevilla. En la primera campaña, la 2017-18, anotó 4 goles en 30
partidos. Fue la campaña en la que tuvo más participación, porque iría
bajando en las siguientes.
La 2018-19 estuvo marcada por las lesiones, que le impidieron tener
continuidad, aunque en la primera parte de la temporada, sin dolencias,
tampoco contaba demasiado. En enero sufrió una lesión grave en la pierna
que lo dejó fuera de combate hasta las últimas jornadas. Acabó el curso
con 4 partidos de Liga jugados, sin marcar goles.
En el verano de 2019 su nombre sonó con muchísima fuerza para el Celta,
inmerso en plena operación retorno con los fichajes de exjugadores como
Denis Suárez, Santi Mina, Rafinha o Pape Cheikh. Nolito debía completar el
póker de retornos, pero su fichaje no era sencillo por lo que implicaba a
nivel económico. El Celta decidió esperar todo el verano, para tratar de
lograr su fichaje sobre la bocina, esperando que el Sevilla le concediera
la carta de libertad, pero eso no sucedió y el futbolista empezó la
temporada con el cuadro hispalense.
Esa temporada, la 2019-20, fue una de las más extrañas en la historia de
La Liga. La pandemia de Covid-19 paralizó el mundo, y con ello también las
principales competiciones, entre ellas LaLiga, que paró de marzo a junio.
Cuando regresó, su contrato con el Sevilla estaba a punto de expirar, y
antes de terminar la campaña rescindió su contrato para poder regresar al
Celta, cuatro años después de su marcha.
En su nueva etapa en el Celta debutó el 21 de junio de 2020, en un partido
disputado en Balaídos ante el Deportivo Alavés. Como si el tiempo no
hubiese pasado, entró en la segunda mitad y anotó un gol, además de dar
una asistencia de gol, en un partido que acabó con goleada céltica: 6-0.
En los escasos partidos que quedaban para acabar la competición todavía
tendría tiempo de marcar un gol más, ante el Betis, en una falta lanzada
de forma muy inteligente.
Al Celta se le complicó la permanencia en las últimas jornadas, y acabó
logrando una salvación agónica, jugándose la vida en la última jornada,
donde visita al colista, al que fue incapaz de ganar. Por fortuna, el
Leganés no venció al Real Madrid, lo que permitía al conjunto céltico
seguir un año más en la máxima categoría.
Durante la temporada de su regreso al Celta, Nolito se vio obligado a usar
el 3, un número poco usual para un jugador de sus características. En el
verano de 2020 arrancó una nueva temporada, y Nolito ya podía usar el 9,
que usaba Iago Aspas cuando ambos coincidieron en su primera etapa y el
andaluz portaba el 10.
Si alguien pensaba que el regreso de Nolito a Vigo era buscando un
retiro dorado, la Temporada 2020-21 puso en evidencia su error. El
andaluz se encargó de demostrar que había regresado al Celta para
competir y ser útil, y lo logró ganándose la confianza de los dos
técnicos. Tanto para Óscar García como para Coudet, fue titular
indiscutible, saliendo de inicio en 35 de los 37 partidos que
disputó.
Lógicamente ya no tenía piernas para aguantar los 90 minutos, por eso
solo completó 4 de ellos, pero durante el tiempo que estuvo en el campo
demostró ser un activo importante del equipo, acabando el curso con 9
goles, una fantástica cifra que le convirtió en uno de los referentes
del equipo en ataque. A diferencia de la campaña anterior, el Celta no
sufrió para lograr la permanencia, y acabó en una cómoda novena
posición.
El de Sanlúcar se despidió del Celta en la Temporada 2021-22 con un
rendimiento que con el paso de los partidos parecía confirmar el ocaso
de la leyenda céltica, y sus escasas opciones de continuar un año más,
lo que se confirmó cuando acabó el curso.
El extremo se enfrentaba a un año complicado tras el fichaje de Franco
Cervi, un futbolista al que conocía Coudet, y que llegaba como un
refuerzo para su posición. Sin embargo se mantuvo en la titularidad
durante las primeras jornadas, aunque solía ser el primer cambio, casi
siempre en el minuto 60, con precisión quirúrgica del técnico
argentino.
Pero ya en la segunda vuelta el nuevo fichaje se había hecho con la
titularidad, y era Nolito el que saltaba al terreno de juego casi
siempre sobre ese minuto 60, para aportar experiencia y minutos de
calidad con las piernas frescas. Nolito logró en su último año marcarle
al Madrid y al Barcelona en Balaídos. El gol ante el Madrid no sirvió,
pero frente al equipo catalán suponía el tanto que acercaba la épica
remontada que llegaría finalmente con el golazo de Aspas en el
descuento.
Finalizada la temporada el Celta decidió no renovar al futbolista, que
buscaba equipo en el que seguir jugando a punto de cumplir los 36 años.
Una lesión le impidió despedirse en el terreno de juego de Balaídos,
aunque fue homenajeado al término del mismo, saltando al terreno de
juego acompañado de su familia. Una semana después disputaría su último
partido con la camiseta del Celta ante el Valencia en Mestalla. Iago
Aspas le cedió la capitanía, por lo que Nolito cerró seis temporadas y
182 partidos portando el brazalete de capitán del Celta, el equipo en el
que más cómodo y mejor rindió a lo largo de su carrera.
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