NOMBRE COMPLETO | Ramón De Pablo Marañón | |
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FECHA DE NACIMIENTO | 21 de abril de 1938 | |
LUGAR DE NACIMIENTO | San Román de la Lanilla, (Cantabria) | |
DEMARCACIÓN | Centrocampista | |
CLUB DE PROCEDENCIA | Atlético de Madrid | |
TEMPORADAS EN EL CLUB | 1 (1958-59) | |
PARTIDOS | Solo amistosos | |
GOLES | - | |
CLUB DE DESTINO | Levante | |
EQUIPO ACTUAL | Retirado |
Ramón De Pablo Marañón,
centrocampista de gran poderío físico que militó en numerosos clubes, pero
ofreció sus mejores prestaciones en el Centro de Deportes Sabadell, en la época
dorada de los arlequinados en Primera División, con Bernardino Pérez Elizarán,
“Pasieguito”, en el banquillo.
Tal vez el fútbol español haya
sido demasiado rácano con Marañón. No pudo triunfar en los equipos grandes
donde militó – Atlético de Madrid y Barcelona-, aunque sí lo hizo en el
modesto C.D. Sabadell, y tampoco llegó nunca a paladear las mieles de la
internacionalidad.
Se trataba de un centrocampista
muy completo, de envergadura, recorrido y buena condición física y técnica,
capaz de erigirse en el dueño de la zona ancha, y presentarse con peligro en el
área rival.
Tras forjarse en varios equipos
de su tierra, el San Justo y el Florida, el Atlético se le llevó para el
Metropolitano en edad todavía juvenil, haciéndole debutar en Primera División.
Fue en los comienzos de la temporada 56-57, concretamente en la quinta jornada,
en un encuentro disputado en el campo de Mestalla frente al Valencia.
En aquella campaña volvería a alinearse en
otro partido, también lejos de la capital, en “Torrero” y ante un Real Zaragoza
en cuyo horizonte aun no se intuían “los Magníficos”. También formó como
defensa lateral derecho.
La siguiente temporada, la 57-58,
la va a iniciar Marañón como titular, siempre como lateral derecho, gozando de
la confianza del nuevo entrenador, el eslovaco Ferdinand Daucik, cuñado de
Kubala, pero tras la séptima jornada comenzará a tener problemas con él, y ya
se va a asomar en contadísimas ocasiones al primer equipo colchonero.
Tal estado de cosas le
obliga a buscarse la vida en otras latitudes, y de esa forma es cedido
al Real Club Celta de Vigo. Sin embargo, en tierras viguesas, ni Pasarín ni su
sustituto, Luís Miró, confiarán en él.
Fue un mal año para el Celta, que
acabó descendiendo a segunda división, y tan siquiera los fichajes de última
hora lograron enderezar el rumbo del equipo.
A continuación pasa al Levante, y
más tarde ficha por el Murcia, ambos conjuntos militando en la Categoría de Plata del
fútbol español, de donde le va a rescatar nada menos que el Barça junto a su
compañero Foncho, aunque él se incorporará ya mediado el curso 60-61.
*Marañón en su etapa en el FC Barcelona |
En tierras catalanas, el técnico
balcánico Ljubissa Brocic no contará con sus servicios, pero su sucesor Enrique
Orizaola, le alinea en varias ocasiones , y más tarde los nuevos técnicos barcelonistas Luís Miró
– esta vez sí -y Kubala, le darán
algunas oportunidades, preferentemente en labores de marcaje a las figuras
rivales, destacando en varios partidos por la manera tan estrecha y pegajosa de
llevar a cabo su misión, concretamente en un encuentro de Liga frente al Real
Madrid, donde le tocó en suerte cubrir a un Luís Del Sol entonces en su mejor
momento, y también en un multitudinario amistoso ante el Inter de Milán, en el
que secó literalmente a Luisito Suárez en la primera visita del gallego al Camp
Nou tras dejar el Barça. Sin embargo estos buenos trabajos no van a ser
credencial suficiente para otorgarle la tan necesaria continuidad en el equipo
( había nombres muy prestigiosos dentro de la plantilla azulgrana ), y para la
campaña 62-63 tendrá que marcharse en
calidad de cedido a un recién ascendido, el Córdoba, aunque su rendimiento en la Ciudad de los Califas no
pasará de discreto, minado su organismo por una enfermedad.
Recuperado nuevamente por el
Barça para una de sus habituales giras
americanas de la época ( que si bien arrebañaban con unas cuantas pesetas, muy
necesarias para la maltrecha economía del club, dejaban al equipo hecho unos
zorros de cara a la temporada siguiente ), el mítico César Rodríguez, nuevo inquilino
del banquillo azulgrana, apenas va a utilizarle, pues el leonés le daría la alternativa en su puesto al joven
Montesinos, procedente del Amateur.
Marañón alcanzará únicamente a
disputar un compromiso oficial en la temporada 63-64 ( un difícil desplazamiento
a San Mamés, saldado con derrota ), y antes de concluir la campaña partirá
cedido al Nástic de Tarragona junto con el veterano Rodri, a reunirse con el
joven Quimet Rifé y reforzar a los de la imperial Tarraco de cara a un
hipotético ascenso a Segunda División que finalmente no se materializó.
De allí pasaría al Sabadell – con
una estancia entre medias en el Levante,
en los últimos compases de la
Liga 64-65, de cara a conseguir una permanencia que al final
fue imposible, y durante toda la temporada 65-66 -, y puede decirse que, con
veintiocho años cumplidos y cuando muchos ya le habían “enterrado” como
futbolista, va a llegar su mejor momento profesional. Con los arlequinados se
consolidará en la División
de Honor como un centrocampista muy completo, y con la particularidad de jugar
sin una ficha fija, cobrando en función
del número de partidos disputados, aunque su gran rendimiento le
compensará con creces ( y más tarde completará sus ingresos también con una cantidad mínima de salida ).
*Marañón en una alineación del Sabadell |
Diversos testimonios de la época
nos presentan a Marañón como un futbolista atípico entre sus coetáneos, por su
manera de pensar, de vestir o de comportarse. Para empezar, tardó mucho tiempo
en abandonar la soltería, aunque al final lo hizo, ya rebasados los treinta.
Tenía fama de “bon vivant”, lo que se pone de manifiesto en una
entrevista-reportaje insólitamente larga – cuatro páginas – que le dedica la
“Revista Barcelonista” ( RB) en su número 259, correspondiente al 17 de marzo
de 1970, titulada “Una leyenda negra que se viste de blanco”. En el texto (que
rebasa con mucho la extensión
acostumbrada para glosar a los jugadores azulgranas en activo ), se
rememora toda su trayectoria deportiva,
y se tocan algunas cuestiones referentes a su personalidad que podían resultar
polémicas. El futbolista no niega en ningún momento que le gusta salir,
alternar y divertirse, pero asegura también que se cuida como el que más, por
ejemplo, no durmiendo nunca menos de 10 horas diarias, porque de lo contrario
no podría rendir a su edad – 32 años – al gran nivel que lo estaba haciendo.
El reportaje gráfico, por otra
parte, nos muestra a un Marañón de lo más “in” ( cómo se decía entonces ),
luciendo unas frondosas patillas y una tupida cabellera, vistiendo
elegantemente de “sport”, a la última moda, fumando y bebiendo whisky, aunque
en dosis moderadas. Además, por esta
misma época, el futbolista conducía un modelo de automóvil muy en boga en aquel
momento, un “Mini”, con un aire muy londinense y “Pop”. Con nuestra actual perspectiva,
todo esto puedo parecernos hoy de lo más normal, pero entonces rompía moldes y
llamaba poderosamente la atención.
Marañón cubrirá con nota toda la
“Edad de Oro” del conjunto vallesano, que en la temporada 68-69 se clasifica en
cuarta posición, tras Real Madrid, Unión Deportiva Las Palmas y Barça, llegando
incluso a jugar competición europea al año siguiente – la Copa de Ferias – , aunque
cayendo eliminado a las primeras de cambio ante el Brujas belga.
De su periplo sabadellense
reseñaremos un par de cuestiones. La más frívola y anecdótica, que fue uno de
los primeros futbolistas españoles que se dejaron crecer la barba, y la más
triste, el hecho de que en una jugada fortuita va a lesionar muy seriamente a
un joven y prometedor interior izquierdo del Athletic de Bilbao llamado Javier
Clemente.
Era el domingo 23 de noviembre de
1969, y en partido correspondiente a la undécima jornada del Campeonato
Nacional de Liga de Primera División se enfrentaban en la “Nova Creu Alta”
Sabadell y Athletic de Bilbao. A sólo
cinco minutos del final del encuentro Marañón va a efectuar una entrada muy
dura sobre Clemente, a consecuencia de la cual el fino interior rojiblanco tuvo
que abandonar el terreno de juego. El resultado del lance se saldó con una
grave lesión: fractura de la tibia y el peroné y los ligamentos del tobillo.
Aunque, en honor a la verdad, es preciso añadir que Clemente volvió a
reaparecer algunos meses más tarde, en la jornada número 23, el 1 de marzo de
1970, en San Mamés y ante el Pontevedra, disputando 62 minutos antes de ser
sustituido, y alineándose con posterioridad en todos los encuentros que
restaban hasta la finalización del campeonato, y en la mayoría de ellos
completando los 90 minutos reglamentarios. Entre esa y la siguiente campaña, la
70-71, disputaría aun una veintena de partidos, pero acabó resintiéndose y
pasando varias veces más por el quirófano – hasta un total de cinco ocasiones
- y abandonando finalmente la práctica
del fútbol con sólo 25 años de edad. Sin embargo el de Baracaldo no le guardó
nunca rencor a Marañón, alegando que lo que realmente le retiró había sido alguna de las intervenciones a las que fue
sometido. Preguntado, una vez más, sobre el percance, estas fueron sus palabras
textuales: “¿ Rencor hacia Marañón ?, ¿ yo ?…¡Ninguno ! Es cierto que la acción fue innecesaria. La
lesión no fue nada, la cuarta o quinta operación fue donde me destrozaron la
pierna” Y en otra oportunidad declararía: “No le culpo de nada. Fue una entrada
muy dura, pero como esas hay muchas. El partido había sido muy tenso, y
estábamos todos un poco picados”
Marañón abandonó el Sabadell al
descender este de categoría, en 1972, pero no dejó el fútbol aun. Durante la
temporada 72-73 militó en el R.C.D. Mallorca, en Segunda División, aunque sólo llegó a jugar cinco encuentros. Al finalizar
dicha campaña, ya con 35 años cumplidos,
colgaría las botas definitivamente, dedicándose a sus negocios
particulares, aunque de algún modo continuó vinculado al deporte, gracias a la
práctica del golf, algo que – curiosamente – tiene en común con su presunta
“víctima” Javier Clemente, y en lo que también le imitó su hijo Paco, del que
llegó a hacer las veces de “manager”. Supimos de él hace algún tiempo, cuando
se le rindió un pequeño y merecidísimo homenaje – efectuó el saque de honor en
un partido disputado en la “Nova Creu Alta” -con motivo del Centenario del
Sabadell, sin lugar a dudas el club de su vida, y donde los viejos aficionados
aun siguen acordándose de su manera de jugar. En total disputó 184 partidos en
Primera División, consiguiendo 17 goles.
En el Real Club Celta, en un año
complicado para el equipo vigués, no pasó de jugar algunos partidos amistosos,
y no tuvo ocasión de debutar en partido oficial.
* Fuentes: (www.cihefe.es Fernando Cuesta Fernández
, BDFutbol)
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