NOMBRE COMPLETO | Jesús Santomé Gestido | |
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FECHA DE NACIMIENTO | 31 de marzo de 1955 | |
LUGAR DE NACIMIENTO | Moaña (Pontevedra) | |
DEMARCACIÓN | Defensa | |
CLUB DE PROCEDENCIA | Categorías inferiores del Celta | |
TEMPORADAS EN EL CLUB | 8 (1975-83) | |
PARTIDOS | 205 | |
GOLES | 2 | |
CLUB DE DESTINO | - | |
EQUIPO ACTUAL | Retirado |
En la localidad pontevedresa de Moaña, y en una casa de catorce hermanos, Pepe Villar encontró para el Celta al decimotercero y al decimocuarto. Eran dos torbellinos del fútbol y de la vida que habían nacido a la vez, y que se llamaban Suso y Jorge Santomé. Muy pronto dejaron la escuela para levantarse a las cinco de la mañana a trabajar en un astillero, hasta que una tarde el nudillo de Villar llamó a su puerta para hacerles jugar en el equipo celeste. Con sólo quince años, pero con la fuerza de dos potros desbocados, comenzaron a entrenarse con el equipo profesional.
Suso era un muchacho que acudía a disputar el balón codiciosamente, mostrando una extraordinaria capacidad física que le permite pasar a la acción ofensiva para convertirse en un atacante más, para ensayar el disparo sobre la puerta enemiga o propiciar la oportunidad a un compañero.
Era un jugador de raza, que imprimía a sus actuaciones una fuerza incontenible, anticipándose a la acción del contrario y arrebatando balones con una seguridad increíble; un jugador de auténtica furia y extraordinaria corrección, capaz, además, de enmendar con asombrosa rapidez cualquier fallo o vacilación.
Abandonó el filial en 1975 reclamado por Mariano Moreno, aunque fue Carmelo Cedrún quien le hizo debutar en Balaidos frente al Rayo Vallecano. Ya habían transcurrido once jornadas de Liga, pero los veintisiete partidos siguientes resultaron más que suficientes para llevarse de calle el trofeo a la regularidad en aquel campeonato de Segunda División. Desde entonces, fue el eterno «2» del Celta que pasó muchos años sin perderse ni un solo segundo de ni un solo partido.
Llegó a ser seleccionado por Kubala pese a su manifiesta enemistad con el balón; pero aquel pundonor infinito, aquel arrojo en los partidos y aquella entrega tan pasional podrían conmover al mismísimo Menotti. Desprovisto de los conceptos más elementales de la técnica y de la táctica, Suso Santomé supo hacer de la velocidad y de la fuerza una profesión. Su única aportación a la magia fue convertir un pase a tres metros en una bomba de napalm, pero sus trepidantes subidas al ataque con melena de indio daban carácter al juego, peligro al rival y sobre todo, emoción a la hinchada.
Fruto de su perseverancia y de su fe en sus exiguos recursos consiguió marcar dos goles en sus nueve años de gladiador celtista, uno al San Andrés y otro al Castellón, ahora bien, el gol que nunca se puede olvidar, el gol que pobló el alma de banderas celestes y blancas, «el gol de Suso Santomé» por excelencia fue uno que ni siquiera llegó a marcar pero que la historia sentimental del Celta siempre le atribuyó: Fue en la novena jornada de la Liga 76/77 cuando el barrizal impracticable de Balaídos recibió la inmaculada visita del Real Madrid. Con el río Lagares desbordado, con un viento infernal y lloviendo torrencialmente era imposible distinguir los dorsales porque tampoco se distinguían los uniformes; que eran en los dos bandos, en el árbitro y en Los linieres de color chocolate espeso. No había líneas que delimitaran el campo, no había tacos que evitasen el patinaje y no había un claro dominador del partido, pues cada dos pases se perdía la posesión del balón.
Fue entonces cuando en las cercanías del área del Celta, Suso Santomé consiguió abortar un ataque del Real Madrid haciendo valer su fuerza descomunal. No pudo salir en carrera porque el balón se frenó; aunque salió victorioso de la disputa con dos rivales dentro del mismo charco. Con su intento de despeje lo único que consiguió fue alejar el balón medio metro, aunque otros dos rivales que forcejearon con él se quedaron moribundos.
Entró en un nuevo charco, lo disputó a nuevos contrarios, y volvió con gloria y sin pena a conseguir escapar. Cada palmo de terreno que iba ganando suponía un sacrificio de atiento terrible, pero eran centímetros que iban quedándose atrás. Trastabillado desde el primer momento pero sin llegar a caer, herido de muerte por los once rivales pero sin llegar a morir, y espoleado por los amantes de la furia para sacar el balón de diez kilos del enésimo charco, ganó la batalla él solito a todos los demás.
Se escapó del último defensor con el alma hecha jirones y tracción en las dos botas y como un náufrago que alcanza la orilla se plantó en el área del Real Madrid. Embravecido más que agotado, le pegó fuerte y abajo, y la felina manopla de Miguel Angel alargó un poco más el suspense. Pero el balón derrotado e incapaz de rodar quedó manso a los pies de Del Cura para empujarlo a la red.
Esta jugada define a Suso Santomé, que tras jugar 205 partidos de liga con el Real Club Celta, dejó el equipo tras el descenso de la temporada 1982-83, dejando el recuerdo de sus actuaciones siempre regulares y por su juego recio y viril de una nobleza realmente ejemplar.
TRAYECTORIA EN EL CELTA EN LIGA
1975-76 (2ª División) 27 partidos / 1 gol
1976-77 (1ª División) 33 partidos / 0 goles
1977-78 (2ª División) 31 partidos / 1 gol
1978-79 (1ª División) 34 partidos / 0 goles
1979-80 (2ª División) 38 partidos / 0 goles
1980-81 (2ª División B) 18 partidos / 0 goles1981-82 (2ª División) 18 partidos / 0 goles
1982-83 (1ª División) 6 partidos / 0 goles
TOTAL CON EL CELTA EN LIGA 205 partidos / 2 goles
* Fuente (Historia del Celta FV, LFP, Mundo Deportivo, Antonio Arca Soler)
De termos hoxe en día a Suso Santomé, afouteza e corazón 100%, non nos iría tan mal como nos vai.
ResponderEliminarMuy buen comentario del corajudo Suso Santomé. No obstante una corrección.
ResponderEliminarTengo entendido que su debut se produjo el 14 de septiembre de 1975, al sustituir a Aparicio en el minuto 41 de la segunda parte, en el partido de la segunda jornada de Liga contra el Barcelona Atlético. El partido que comentais contra el Rayo (jornada 11 del 30 de noviembre de 1975) fue su segunda aparición y el primero de sus muchos partidos completos.
Saudiños.
Soy una santome muy orgullosa de ver todo lo conseguido por unos primos ke no conozco.
ResponderEliminarpero me encantaría conocer
Los rivales de la época decían que no se explicaban como podía seguir teniendo tanta energía en la segunda parte del partido... Y las malas lenguas contaban que el Celta lo sustituía en el descanso por su hermano gemelo y por eso estaba tan fresco para seguir jugando!!
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